Muchos de los conflictos que se producen en los diferentes ámbitos (familia, amigos y también trabajo) tienen su origen en un problema de comunicación entre las partes.
La forma en la que hablamos condiciona la reacción de los demás ante nuestras palabras. El filósofo y escritor francés del Renacimiento Michel de Montaigne decía que la palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
Una forma de encauzar la comunicación es utilizando el modelo de comunicación no violenta del psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg (1934-2015).
En la comunicación no violenta nos centramos en aclarar qué observamos, sentimos y necesitamos, en lugar de diagnosticar y juzgar. Al mismo tiempo, se presta una atención respetuosa y empática a los demás.
Este modelo de comunicación consta de cuatro fases que paso a describir brevemente a continuación:
1. OBSERVAMOS lo que está sucediendo en una situación en relación con otras personas, sin juicios ni evaluaciones ni críticas.
2. Declaramos y expresamos cómo nos SENTIMOS al observar esa situación. ¿Nos sentimos tristes, enfadados, decepcionados, heridos, asustados, irritados, abatidos?
El permitirnos mostrar nuestra vulnerabilidad al expresar nuestros sentimientos puede ayudarnos a resolver conflictos.
3. Decimos qué NECESIDADES nuestras están relacionadas con los sentimientos que hemos identificado. Es un reconocer las necesidades que hay detrás de nuestros sentimientos.
Dos aspectos para tener en cuenta en este punto. Si expresamos nuestras necesidades, es más probable que éstas se satisfagan. Por otra parte, es importante que valoremos nuestras necesidades. Si no lo hacemos, puede que los demás tampoco lo hagan.
4. Por último, hacemos una PETICIÓN específica con lo que queremos de la otra persona para enriquecer nuestra vida y satisfacer nuestras necesidades.
Es importante utilizar un lenguaje afirmativo, es decir, expresar lo que sí pedimos (lo que sí queremos que haga) en lugar de lo que no pedimos (lo que no queremos que haga). También es importante que las peticiones, como he señalado previamente, sean específicas y no vagas, abstractas o ambiguas.
A continuación, paso a compartir un ejemplo para que se entiendan mejor estas cuatro fases. Una madre podría expresarse a su hijo adolescente de la siguiente manera:
«Álex, cuando veo dos calcetines sucios hechos una bola debajo del sofá y otros tres cerca del televisor (observación) me siento irritada (sentimiento) porque necesito más orden en los espacios de la casa que compartimos (necesidad) ¿Estarías dispuesto a dejar tus calcetines en tu habitación o en la lavadora? (petición)».
Es importante expresar estos cuatro puntos del modelo muy claramente. La comunicación no violenta sirve de orientación para reestructurar el modo en que nos expresamos y escuchamos a los demás. Este tipo de comunicación promueve la escucha profunda, el respeto y la empatía. La comunicación no violenta es un buen modelo para mediar en disputas y conflictos.
En comunicación no violenta, expreso honestamente y recibo empáticamente.